37ª edición de la Travesía a nado El Corte Inglés Trofeo ría de Vigo de aguas abiertas.

La emoción contenida

Tras la línea de salida con Ronald Mcdonal´s a la cabeza

Una carrera contra el tiempo

Galopando sobre la arena




Esta vez os presento un evento del que no esperéis salid secos, hoy toca irnos al agua, y no os hablo de cualquiera, sino las que bañan el litoral gallego más septentrional. 



Hacia la meta

Instinto de superación



Ana, una nadadora alicantina y amiga ha querido compartir con vosotros su experiencia, sentimientos y emociones. Me ha dicho que ha querido volver a recordar para poder hacerlo bien, yo diría mejor que bien, comprobadlo vosotros mismos:


Un día cualquiera en la vida de un nadador. Por Ana (Sol)


No importa como llegaste hasta aquí, si llevas un mes nadando o toda la vida. Si comenzaste a nadar por aburrimiento, porque una lesión te obligó, o más bien porque era el deporte de moda en ese momento.
El caso es que estás aquí, y ya formas parte de ese grupo de "locos" (los "locos del agua").
Miro alrededor, hay varios de ellos, la mayoría de veces no conozco a nadie, o quizá sí,  pensándolo bien, tenemos demasiadas cosas en común. Busco miradas, sonrisas, y encuentro conversaciones que duran segundos, pero que más tarde se convierten en algo más.
Caras de concentración, de nervios, unos visualizan el recorrido, mientras calientan hombros. ¡Cómo pesan esos hombros!, me viene a la mente las noches sin poder dormir, por el dolor, mis hombros gritan... Sigo ahí, bajo el arco de salida.
No estoy nerviosa, debo de ser la única, lo cual me hace plantearme si será buena señal o no.
No puedo evitar sonreír. Estoy tranquila, estoy preparada.
5:30 de la mañana de un día cualquiera, suena el despertador, odio madrugar, pero amo nadar, y eso puede con todo el sueño del mundo. ¡Arriba! Todo ya preparado, desayuno, mochila y salgo a la calle. Hace frío, aún es de noche, y con las únicas personas que alcanzo a cruzarme, se dirigen a trabajar. Me siento observada, incluso puedo leer sus pensamientos: "madrugar para hacer deporte, ¿sentido común?".
Llego a la piscina, no soy la única, el agua ya se mueve, y mis ganas de zambullirme crecen por momentos. Gafas puestas y ya estoy dentro. Primero un brazo seguido del otro, comienzo a sentir el dolor de la sesión de entrenamiento de ayer, permanece durante segundos, y entonces desaparece, en realidad desaparece todo. Dentro del agua llegas a olvidar lo que fuera es capaz de robarte la tranquilidad. Soy capaz de liberarme de toda carga, física y emocional, mi mente se libera, mi cuerpo se relaja. Durante las próximas dos horas, soy agua.
Me gusta sentarme en el bordillo y observarles, solo ellos comprenden por qué vengo aquí cada día, el esfuerzo y cuanto merece la pena. 
Y así día tras día, unas veces con objetivos en mente, otras tantas por necesidad. 
¡NADADORES! El grito llama mi atención y mis pensamientos se detienen. Sigo de pie bajo el arco,  están a punto de dar la salida. Y todo se transforma, el grupo se aprieta, puedo ver a los primeros, ya en posición de carrera. Dan la señal y comienzan a entrar al agua, me fijo en sus espaldas, y en como apenas tocan el agua, saltan sobre ella. Pero esa imagen dura poco, en seguida están dentro del agua, y ahora solo se ve espuma y brazos que se alejan. 
Toco el agua, busco un hueco, mi último pensamiento antes de comenzar, siempre es el mismo. ¡ESTOY PREPARADA! Noto que sonrío, noto la sal, mis brazos responden y mi respiración acompaña. Sensación de libertad me invade, puedo ser yo.
Entonces es momento de disfrutar, de dejarme llevar, de sonreír, de cantar...
No sé el tiempo que transcurre, casi nunca es demasiado, pero ya puedo ver  la meta. No importa lo lejos que esté, pienso que ya lo he conseguido, pienso en la gente que allí espera por mi, en la emoción compartida. 
Entonces me reincorporo, atrás dejo el agua y cruzo meta y no veo a nadie, escucho que alguien gritar mi nombre, pero sigo sin ver nada. Siento emoción, felicidad extrema. Lo he conseguido, una vez más, no importa el tiempo, lo he conseguido, como amo nadar.
 Y quiero volver al agua...
" ENCUENTRA LO QUE AMAS Y DEJA QUE TE MATE " Bukowski.









El valor sobre agua

La fuerza de un camino

La llegada


La soleada mañana del domingo día 9 de agosto no dejó indiferente a nadie, fueron muchas las personas que se dieron cita en esta playa de O Vao con el único propósito de disfrutar y ver a quienes por un día fueron los auténticos protagonistas.

Cabe destacar los 16º de temperatura que marcaban estas aguas, azotadas por el viento del norte, pero no fueron un impedimento para estos valientes que no dudaron ni un segundo en salir a nadar, y fusionarse por un momento, con un mar que espera paciente.








 Los hermanos lusos; Soraia y Hugo Ribeiro, los primeros clasificados en sus respectivas categorías.
¡Bravo campeón!
Un apretón de manos
Las valientes, las tres primeras clasificadas en la categoría femenina.
Felicidad, risas cómplices.
La alegría que se palpa.
Los veteranos:  Soledad González y Francisco Paniagua.
El salto
La perseverancia es el preludio de la recompensa.

Comprobando el número









Hugo Alberto Ribeiro 


Gracias Ana (Sol) por haberme brindado la oportunidad de trabajar contigo en esta entrada y conocer de primera mano los entresijos de una nadadora de primera categoría.
Ha sido una grata experiencia, que esta poetisa espera volver a repetir muy pronto. ¡Hasta otra nadadores!.

Y mientras tanto...


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